Hay que disfrutar cada instante, cada momento que la vida
nos da. Mañana puede ser demasiado tarde para comprender que pequeñas cosas,
instantes de gestos solidarios, podían ser los más grandes y quizás los hayas
perdido...
La fuerza para emprender un empeño solidario la emana de tu
propio corazón, cuando cierras la ventana al exterior y miras a tu propio
corazón. Si no estás bien adentro, no puedes dar a nadie. Primero has de estar
bien contigo mismo, emanar paz y alegría, para después poder dar. La rosa emana
libremente su fragancia. De la misma forma, nuestro corazón ha de emanar
libremente el amor, el servicio, la solidaridad… Todo ello sin esperar recibir
nada a cambio.
En realidad la verdad es sólo una: El amor y la paz interior
están en tu corazón, la felicidad no está fuera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario